Powered By Blogger

lunes, 9 de junio de 2025

Jumm

Decir que me diste la libertad es, sin quererlo, aceptar que estuve preso, como si hubiese sido retenido o atado a tu voluntad… y tú sabes que no fue así. Yo estuve porque quise, sin cadenas ni muros, solo con el deseo de estar. Hoy, al escucharte decir 'te amé', comprendo que ya hablas en pasado, como quien cierra un libro sabiendo que no volverá a abrirlo, aunque aún recuerde de memoria algunas páginas.
Y está bien… cre... no todo lo que termina es un fracaso. Tu me dijiste que a veces, el amor también se demuestra sabiendo soltar, y tú lo hiciste cuando me pedías que noo hiciera pero muchas veces me dijiste que lo hiciera aunque siempre digo que vivimos todo esto sin rencor, sin culpas. Lo nuestro es lo que pudo ser con lo que teníamos, ni más ni menos. Ahora hablas de caminar tu propio camino, ojalá sea con paso firme, no dudo que así sea, y que sea sin peso en el alma. Porque aunque ya no hables de amor en presente, hay un silencio que guarda lo vivido con respeto. Y eso también es una forma de amar… en paz.
No te guardo reproches, porque cada quien ama como puede, no siempre como el otro necesita. Quizá por eso nos perdimos: tú creías que yo buscaba libertad, y yo solo anhelaba comprensión. No era una jaula lo que me alejaba, sino la sensación de estar lastimandote y no escuchar tus gritos, aún así eso nunca significó que no te amase.

siempre habrá mucho que decir cómo decirte amor gracias por las risas, por los silencios que también nos enseñaron, siempre me dijiste que te vaya bonito… de verdad, que encuentres quien te entienda como tú mereces, y que la vida nos regale recuerdos sin dolor cuando pensemos en lo que somos. 

domingo, 8 de junio de 2025

Modus

Hola extraña… llegaste justo a tiempo, te he buscado entre sombras, en las esquinas del día, en la fila del starbucks, en el rostro de alguien que pasa…no llegamos tarde, solo..... justo a tiempo, mira, aquellas fotos nuestras: empezaste a borrarlas de tu teléfono, ahí, ya no están, solo tus viejas cartas entre papeles viejos en el cajón de mi óptica.
Las risas se han perdido, como llaves olvidadas, los días ya no tienen nombres ni pretextos, de que hubo heridas pequeñas, palabras a solas, lágrimas frías y silencios largos.
Cosas que no puedo decir sin que se me noten los temblores,
pero nada que no podría contarte cuando vuelves.

Hola, de nuevo… te guardé en un lugar, quizá sepas donde es,  ya no me parece extraño imaginarte otra vez frente a mí.
Después de todo, el amor así como tú nunca ha sido extraño,
A veces te escribo sin papel ni tinta, en pensamientos que se desvanecen antes de llegar a tus manos.
Te hablo en voz baja mientras realizó un examen, como si tu risa aún rebotara por las paredes de aquel lugar.
Sigo dejando encendida la luz que tanto te gustaba, aunque sé que te fuiste...
No sabes cuántas veces me he topado con tu perfume en cuerpos ajenos y pasados vacíos, no pienses mal, me refiero a gente caminando en la calle.
No sabes cuánto me pesa que todo lo que somos se haya quedado como una canción que nadie canta, pero que no dejo de tararear.

¿Recuerdas cuando el mundo era un poco menos duro
y tus dedos cabían entre los míos como promesa?
¿Recuerdas las caminatas sin destino, el silencio cómodo, las pequeñas guerras que perdonábamos con besos?
Yo sí. Las repaso como quien mira viejas películas
sabiendo de memoria cada línea, cada final.

Y sin embargo, no te culpo.
A veces el amor no muere, pero como me dijiste: se cansa.
Y a veces el orgullo habla más fuerte que el corazón, quizá por eso somos dos exiliados del mismo lugar.
Pero si un día tus pasos dudan,
si tu alma tropieza con las mías en el aire…
que sepas esto:
Aquí sigo.
Sin reloj.
Sin preguntas.
Sin reproches.

Solo el lugar que te guardé.
Y el amor que no supo desvanecerse.