Tus palabras hiladas con la dulzura del veneno, siempre llegan como humo de una hoguera que ambos encendimos, pero que tú alimentaste con cada despedida silenciosa, con cada gesto cruel envuelto en razón fingida. Dices que tus palabras ya no tienen fuerza, pero golpean como látigos viejos que aún cortan mi carne ¿Quién, sino tú, las escribió con sangre seca
y las arrojó como plomo sobre mi pecho?
Nombras fuego y agua, ruina y ceniza, pero no hay poesía cuando se ama con cuchillos 🥹 Sí, nos rompimos.
Tú con tus huidas disfrazadas de dignidad, yo con mis silencios que gritaban más que tu voz, no pienses que no me derrumbé y dejé escombros, pero entiendo el derrumbe que yo misma profetize.
¿Me preguntas si quería aplastarte?Jamás, pero si yací en el suelo, fue por hundirme en mis propias culpas, yo jamás te arrojé a el salvó para hacer el amor, y muchas veces seguro te pasó como a mi que te viste al espejo y no soportaste lo que viste.
Y sí, te llamé egoísta, porque lo fuiste, te dolieron muchas cosas pero si eras la única, tu sabías que eras la última en la que aún creía, tus actos también calaron, pero los envolviste en palabras suaves,
como se envuelve el veneno en una copa de vino.( Soy dramas 😂 )
Hablas de dignidad y de tantas cosas pero recuerda que no se trataba de jugar a desaparecer
y volver con ojos de penitente babe. No te reprocho, no vale ya, pero si mis palabras te hieren, es porque aún tienes abiertas las heridas que niegas.
Yo he aceptado mis ruinas, tú las decoraste, así como acepto el amarte y no lo niego.
Dices nuevamente que te ampute, eso jamás. Ya sacaste, te sientes feliz, te recuperaste, estás alegre, es bueno babe, ya sanaste y estás bien, porque nadie carga con un cadáver a cuestas sin pudrirse, y no me.importa que digas, pienses y hagas, siempre seguirás viva en mí
aunque tú misma te hayas dado sepultura. Si algo tengo claro es que nos enterramos en vida y ahora decoras tu mausoleo con flores de autoayuda, no lo tomes a mal, no es agresión, todos necesitamos sanar.
Yo no me creo reparado, ni a ti, más bien te creo endurecida.
Fuiste valiente, lo sé y te arrancaste de mí como se arranca un diente enfermo.
Pero no me pidas compasión:
el amor que tuvimos fue un pacto de sombras, y quien pacta con la noche, no reclama luz, aunque seamos la luna y su luz, ahora queda el silencio, y en él, dos nombres grabados como epitafios: el tuyo, tan altivo, tan dolido;
el mío, mudo y despierto,
mirando la fosa donde enterramos lo que alguna vez fue y sentiste por mi.
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