Al alzar la mirada hacia el firmamento, rememoro con emoción los instantes en que entrelazamos nuestras manos con ternura, fundiéndonos en besos que sellaban la complicidad de nuestros corazones. Contemplando tu rostro dulce, mis caricias acariciaban con delicadeza y anhelo la tersura de tu piel. En esos intercambios de miradas profundas, donde las palabras se disolvían, nos confesábamos mutuamente un amor que trascendía las expresiones verbales. Eres una presencia constante en mi ser, tejida en cada instante y en cada rincón de mi existencia. En virtud de mi amor por ti, eres mi acompañante perpetuo, siempre conmigo, sin importar el tiempo o el lugar.
Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que importa conocer, por que la verdad filosófica no es la concordancia del pensamiento con el objeto, sino la adecuada expresión del ser del propio filósofo.
sábado, 25 de noviembre de 2023
Un poco enfermo
En veras, con frecuencia reflexiono sobre la naturaleza de mis sentimientos, experimentando una profunda consternación. ¿Por qué, en nuestra promesa de mutua inquebrantabilidad, abracé con fervor la creencia, tan utópica como intrépida, de que nunca nos separaríamos? Cada amanecer, me confronto con la dolorosa certeza de ser el solitario custodio de la retención de memorias, un viajero renuente en el olvido. Son los momentos en que rememoro tu partida los que me resultan insostenibles.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario